1.La Metafísica
La metafísica constituye, para Aristóteles, la culminación del ámbito del saber. En efecto, al hablar de las distintas clases de saberes, afirmó que las ciencias particulares no justificaban (o “demostraban”) los supuestos de que parten y que, por lo mismo, necesitaban una ciencia que lo hiciera. La función de justificar los primeros principios, válidos para todas las ciencias, se atribuía a la filosofía primera, también llamada metafísica.
Sin embargo, la metafísica parte con una grave dificultad: cada ciencia trata de un aspecto de la realidad; por eso, se dice que tiene un objeto particular, distinto de todas las demás. ¿Cómo puede haber una ciencia que abarque todos a los objetos de todas para que pueda justificarlas?
Para Aristóteles, esta ciencia es posible porque hay un objeto en el que todas las ciencias coinciden (todo objeto es un “ser”) pero, a su vez, ese objeto puede ser considerado solamente “en cuanto ser”. En esto se diferencia la metafísica de las demás ciencias: en que éstas tratan a su objeto no “en cuanto ser”, sino en cuanto objeto físico, vivo…
La metafísica trata, pues, del ser en cuanto ser y de los principios por los que se rige; es, por tanto, filosofía primera porque establece los primeros principios de todos los seres y, por ello, de todas las ciencias.
2. El concepto de ser
El primer asunto que debe abordar la metafísica consiste en aclarar los distintos significados del concepto de ser. A juicio de Aristóteles, la confusión de los diversos modos de significar de este concepto fue lo que llevó a Parménides a afirmar la existencia de un único ser y negar la pluralidad y el cambio.
Así, atendiendo a su significado, los términos pueden clasificarse en tres grupos:
*Términos unívocos. Son aquellos que siempre tienen el mismo significado y cuyo uso no provoca confusión. Ejemplo: manzana, perro.
*Términos equívocos. Tiene varios significados que no guardan relación entre sí. Por ejemplo, el término banco es equívoco puesto que significa, simultáneamente, “asiento en el que puede sentarse más de una persona”, “entidad financiera que opera con el dinero procedente de los depósitos de sus clientes” y “conjunto de peces que van juntos en gran número”, entre otras cosas.
*Términos análogos. Poseen una pluralidad de significados que están relacionados por un nexo, que los dota de cierta unidad. Un ejemplo es el término sano porque posee significados sutilmente diferentes, según se aplique a una persona, a un alimento o a un ejercicio físico, aunque todos ellos tienen algo en común: están relacionados con la salud- en el primer caso porque la posee, en el segundo porque la produce y en el tercero porque la conserva-.
La palabra ser es análoga. Los distintos sentidos en los que usamos este término y sus derivados comparten algo que les otorga unidad, evitando, así, que sean equívocos. Decimos que todas las cosas son, pero también decimos que son sus propiedades, ya sean fundamentales o accesorias. Por ejemplo, afirmamos que María es, pero también que María es humana, racional, alta o baja…Ese algo común que poseen los usos que hacemos del concepto de ser es que remiten a la sustancia. De hecho, todos los modos de ser son sustancias o existen en las sustancias.
3. Sustancia y accidentes
La sustancia es todo aquello que es y existe en sí mismo, es decir, de forma separada e independiente de otros seres. Los accidentes, en cambio, son todo aquello que no existe en sí mismo, sino que siempre es en otro.
Las sustancias sirven de soporte a los accidentes y, desde un punto de vista gramatical, hacen siempre de sujeto en las oraciones enunciativas o predicativas. Esta mujer, esa mesa…
Los accidentes solo pueden existir como características o cualidades de una sustancia. Aristóteles los llamó accidentes para resaltar el hecho de que pueden ser sustituidos unos por otros sin que la sustancia cambie en lo esencial. Gramaticalmente, los accidentes siempre cumplen función de predicados en las oraciones enunciativas o predicativas. Rubia, grande…
Aristóteles estudió las funciones gramaticales para realizar una clasificación general de los modos de ser. Esto lo llevó a diferenciar- además de la sustancia, que actúa siempre como sujeto de la oración- otros diez modos de ser en consonancia con los diez modos de predicar que distinguió, y a los que llamó categorías o predicamentos.
*Sustancia- sujeto- ser. Elisa, Miguel….
*Accidentes- predicados- formas de predicación del ser. Son las categorías que son:
-Sustancia: mujer, pájaro….
-Cantidad: una docena, diez….
-Cualidad: inteligente, morena….
-Relación: mejor que, hermana de ….
-Lugar: en Argentina, allí…
-Tiempo: ayer, hace un año…
-Posición: encima, junto a…
-Estado: despierta, soltera…
-Acción: coloca, estudia…
-Pasión: es colocada, es estudiada…
Hemos afirmado que la sustancia podía ser sujeto y nunca predicado; sin embargo, en el listado anterior la incluimos dentro de las categorías, es decir, dentro de los predicados. Esto es así porque se puede afirmar, por ejemplo, que Sócrates (sustancia- sujeto) es un hombre(sustancia-predicado). Aristóteles resuelve esta aparente contradicción estableciendo una distinción dentro del concepto de sustancia:
*Sustancias primeras. Son las cosas concretas, individuales que existen de manera separada: Sócrates, esa silla…
*Sustancias segundas. Son las definiciones de las sustancias primeras; por ejemplo, hombre o árbol hacen de predicado cuando definimos las correspondientes sustancias primeras: “Sócrates es un hombre” o “ese pino es un árbol”. En cada caso, el predicado significa la definición del sujeto; es decir, aquello que el sujeto es, su esencia. Este es el modo de ser incluido en la primera de las categorías.
La sustancia segunda es una de las categorías, puesto que se trata de un modo de ser que gramaticalmente cumple función de predicado. Sin embargo, no es un accidente. Esto se debe a que los accidentes se pueden adquirir o perder sin que la sustancia primera cambie en esencia. De esta manera, la sustancia segunda es la esencia de la sustancia primera, ya que, si la perdiese, la sustancia primera dejaría de ser lo que es: Sócrates- sustancia primera- no puede dejar se ser un hombre- sustancia segunda- sin dejar de ser Sócrates.
La distinción aristotélica entre sustancia primera y sustancia segunda es fundamental para entender los motivos por los que el filósofo no podía aceptar la teoría de las ideas de Platón. Tanto las ideas platónicas como las sustancias segundas de Aristóteles son esencias, y, como tales, gozan de realidad; es decir, no son meros nombres que sirvan para clasificar individuos semejantes. Sin embargo, Aristóteles rechaza que las esencias existan en sí, separadas, como afirmaba Platón. Para Aristóteles las esencias o las sustancias segundas solo existen incorporadas en las sustancias primeras a las que proporcionan su esencia.
(AA.VV. Historia de la filosofía. Editorial Almadraba. Madrid. 2003 Francisco Ríos Pedraza. Historia de la filosofía. Editorial Oxford. Madrid. 2023)